
Desde hace un tiempo ando dando vueltas por los subtes buscando encontrar algún indicio de que esto es cierto. Quizás tenga algo que ver con lo que me sucedió o quizás no pero estoy dispuesto a averiguarlo.
Fue por este motivo que el martes cuando iba camino a lo de Zenith a buscar algunos planos y data para ayudarme con el tema de Las Toninas y me topé con la Nena en la línea B seguí con atención sus movimientos. Estaba repartiendo unas estámpitas, viejas, gastadas, de quien sabe que santo. Tenía una buena pila de estas y le dejaba una a cada pasajero, siempre balbuceando su discurso incoherente. En un momento veo que a un hombre de traje sentado cerca mio le da una estampita de abajo de la pila, y con ella hay un papel doblado. El hombre se guarda las cosas en el bolsillo y cuando la Nena regresa le deja una moneda. Luego se baja en la próxima estación, junto con el grueso de la gente. Yo también.
Pensé en ese momento que quizás la Nena no era más que una dealer, que le repartía merca a los oficinistas, pero también podía ser otra cosa. Algo más importante. Seguí al hombre de traje a través de los túneles que llevaban hacia la línea D. Llegamos a 9 de Julio que estaba, como siempre, hasta las manos. De alguna forma el hombre se hace paso hasta el

Si hubiera caido a las vías unos segundos más tarde no estaría ahora contándolo. Tampoco si el golpe hubiese sido más feo. Fue otra advertencia. Más tangible. No sé si son los mismos de antes. Quizás me metí en otro pozo. No lo sé pero planeo averiguarlo.
Y si pensaron que con cosas como estas van a poder callarme no pueden estar más equivocados.
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